Seas quien seas, está ahí. Puede ser bueno, puede ser malo, alegre, triste, memorable, turbio. Por mucho que trates de esconderlo, o no, está ahí.
Segundo a segundo, así como un pincel que va dibujando una línea continua, se va construyendo lo que llamamos “pasado”. Siendo nuestro “futuro” esa línea imaginaria que aún no sabemos qué rumbo va a tomar, cuantas curvas tendrá en medio, o de que longitud será. Por último, nos queda el “presente”, que es ese efímero instante en el que el pincel está dejando la huella, ese segundo en que se congela el tiempo y la tinta aun esta debajo del pincel, ese segundo decisivo entre que el pasado sea lo que queremos, o no.
Todos hemos hecho algo en el pasado y a veces uno recuerda cosas y tiene sentimientos encontrados. Hice mi tarea y le pregunte a varias personas acerca de este tema y obtuve diversos puntos de vista.
Por un lado, puede que algo que hayamos hecho orgullosos años atrás, hoy nos avergüence. O incluso una decisión que tomamos, hoy en día nos parezca insignificante, y al pensarlo en la actualidad, lleguemos a la conclusión de que tomaríamos otra elección.
Algunas personas no han tenido el mejor pasado, pero han tomado las elecciones necesarias para cambiar su presente a su favor, lo cual mejoró su pasado. Inclusive otras, tampoco guardan el mejor pasado, y no han tomado las mejores elecciones, pero están orgullosos de eso, porque hicieron lo que pudieron y eso les sirve para comenzar a tomar las elecciones correctas a partir de ahora.
Inesperadamente el caso más común, es la gente que le tiene miedo a su pasado. Lo ven como un gran monstruo que los hirió demasiado, ya sea por cosas que les pasaron, o por malas elecciones que tomaron, pero en ambos casos este “miedo al pasado” les impide tomar buenas decisiones en el presente, por miedo a estancarse nuevamente en ese pasado que tanto los maltrato.
La verdad es que el “pasado” es lo que nosotros hicimos de nuestras vidas, nos guste o no. Por más que tratemos escaparle, o esconderlo, está ahí. Algunos llevan su pasado como una pesada mochila, otros lo cargan con orgullo, y otros simplemente lo dejan estar. El “pasado” está siempre detrás nuestro, pero no es un monstruo que nos está persiguiendo, a veces la clave es darse cuenta que somos nuestros propios enemigos, y nada bueno va a salir de una pelea así. La mejor solución que le encuentro, y que a mí mismo me ha servido, es agarrar cada buena decisión y agradecerme por eso, y con respecto a las malas decisiones, a los errores, sincerarme con migo mismo y perdonarme por ellas, admitir que no fue lo mejor, aceptar y sobretodo y más importante, aprender de ellas. El hecho de haber elegido mal en el amor, o en el trabajo, o en la salud, no quiere decir que me voy a privar de tomar alguna otra decisión en la vida, simplemente tenemos que perdonarnos y aprender.
Por último, ya concluyendo, lo que queda de todo esto es que podemos renegar de nuestro pasado, e imaginar mil cosas para nuestro futuro, pero si no nos concientizamos que el único momento para cambiar todo esto es ahora, en este mismo segundo, en este punto que separa el pasado del futuro, vamos a seguir estancados en el mismo lugar.
Eso es lo que quería escribir. Espero que lo hayan leído completo y que a alguien le haya servido, así como me sirvió a mí. Gracias por pasarse y que la vida les sonría :)
Saludoss !